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Llegué al mundo como cuenta la leyenda que los emperadores lo hicieron: en un día perfecto y preciso, consagrado al dios de la guerra y la belleza, en el mes sagrado que celebra las victorias. Nací en un antiguo Gran Señorío, en el lugar sobre las varas, hija de Tepito y Azcapotzalco. Soy hija de la frontera, de aquello mal visto. Con nombre de guerra y victoria fui llamada, y bajo todos esos símbolos fui construida. Desde ahí comencé a ser.
Soy color maíz, y nadie puede negarlo. No soy blanca, no soy indígena, y rechazo el término mestiza, porque es una construcción del Estado, un proyecto de dominación. Soy una bruja bastarda, sin nación ni dueño.
Mi don es bordar los lenguajes del movimiento. Con cada puntada uno conceptos que surgen de las extensiones de mi cuerpo y del flujo de mis pensamientos. Mi bordado no es un objeto; es un portal. En él convergen mundos, se cruzan fronteras. Bordar lenguajes es mi forma de resistir al caos del mundo transmoderno. Mientras el sistema busca fragmentar, yo reúno. Es un intento de encontrar el movimiento que me habita y que me conecta con lo que me fue extraído.
Soy egresada de Sociología de la UNAM, estudianta de Arte y Patrimonio Cultural con especialidad en Promoción Cultural, y de Creación Literaria, ambas en la UACM. Mi práctica combina estos mundos: el análisis crítico, la creación artística y la acción política. Desde mi identidad híbrida, busco visibilizar y reconocer las diversas historias que me habitan.
Como mujer autista, habito en los márgenes de las narrativas dominantes. Pero en esos márgenes encuentro la fuerza para cuestionarlas y transformarlas. Mi arte es una declaración: la vida es movimiento, y el movimiento es resistencia.
Como fermentista, veo en cada proceso una metáfora de la metamorfosis. Fermentar es recordar con el cuerpo, transformar lo sencillo en complejo, lo visible en invisible. El tepache, el pulque, el maíz fermentado son alquimias que narran la historia de esta tierra.
El término "bruja bastarda" define mi identidad en el cruce de múltiples fronteras: mi existencia transita entre lo comunitario y lo global, lo humano y lo tecnológico. El mestizaje es un eco del proyecto de la conquista, una narrativa que busca borrar la multiplicidad. Pero yo, bastarda, me niego a diluirme.
En mi postura ética, considero prioritaria la libertad de todas las especies y la naturaleza. La vida, en su multiplicidad de formas, nos enseña sobre la resistencia, la interconexión, el apoyo mutuo y la ternura.
En mi arte, busco reconciliar lo comunitario y lo global, lo ancestral y lo tecnológico. Quiero crear un puente entre las tecnologías contemporáneas y los saberes ancestrales que han resistido al olvido. Mi trabajo artístico nace de una reconciliación entre la memoria ancestral y las tecnologías actuales. El cuerpo como unidad de almacenamiento de lo negado, y el arte como medio para recuperarlo. Mi piel como libro vivo de las historias que he vivido, la potencialidad de lo que seré y el mapa para mis afectos. No soy más que un cyborg que utiliza mejoras tecnológicas.
Bailar, nadar, escribir, cantar: cada acto es una forma de manifestación de la ternura hacia mi vida. Desde el agua que me rodea cuando nado, el aire que canto, el fuego al que bailo, llevo conmigo la memoria de las que vinieron antes y la esperanza de las que vendrán después.
La bruja bastarda no es solo una figura de resistencia, sino también una apuesta estética: las tecnologías deben fomentar la vida, no continuar reproduciendo los sistemas de violencia y depredación. Con el teléfono en mano, con el software libre, archivo la diversidad que me atraviesa. Mi obra es un registro, un acto político, una forma de afirmar que existo.
Mi existencia es un acto de hibridación: ternura y ferocidad, un intento de reconciliar lo roto y de recordar lo que ha sido borrado. Soy hija de esta tierra, maíz que germina y crece en las grietas del asfalto. Nadie puede negarlo: mi piel es dulce mazorca, y mi movimiento es la encarnación de las brujas a las que sí lograron quemar.
Soy una bruja bastarda sin lugar. A través de mi acción, busco construirme un mundo donde todas las formas de vida sean libres y reconocidas en su diversidad infinita. Mi identidad no cabe en fronteras; es animal, indómita, pero profundamente mía.